Devorando elefantes

domingo, 30 de octubre de 2016

Otoño caduco


"Escogido estoy ya para la hazaña
del gran gozo del mundo:
de sorportar la dicha, de entregarle
todo lo que ella pide, carne, vida
muerte, resurrección, rosa, mordisco;"      
             
Felicidad inminente,
Pedro Salinas


Otoño


(Beas)

Me cuesta describir la felicidad. Me cuesta verbalizarla. Cuando pienso en la melancolía todo es más fácil; me vienen mil y una escenas de terror, de desamparo y desasosiego; sin embargo, la felicidad es caduca, como las hojas de mi otoño. Aún así, a veces tiene tanta luz que se filtra por entre las ramas desnudas de esta estación que me vio nacer y a la que se le ha robado el día, (quizá por eso).

Me ha pillado desprevenida, desprovista de  azúcar y con la puerta cerrada. No la esperaba y ha sabido resbalarse por entre  las sábanas de hilo y dormir en mi lecho. Esta mañana, cuando he despertado, no podía huir de ella. Hacía calor y en la cima de la Sierra se vislumbraban motas de nieve. He seguido, agradecida, a los minutos  y las horas en que me acompañaba. 

Esta noche me perfumaré con flor de cerezo. Cautelosa, esperaré que duerma a mi lado.






2 comentarios:

  1. La felicidad con mayúsculas estoy convencida de que está reservada a aquellos que, generosos, pagan el alto precio que ella les impone. Quizá por eso siempre nos coge desprevenidos, cuando ya ni siquiera la esperábamos.
    ***
    Me alegra mucho que escribas con más frecuencia.

    ResponderEliminar