A mi hijo Miguel
"Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca."
Nanas de la cebolla
Estás conmigo; cada vez puedo sentirte mejor. En clase, en la playa, bajo las escaleras de la terraza y cuando salimos a pasear. Estás conmigo cuando estoy triste, o cuando sueño con papá, cuando sueño que estamos los tres juntos, en casa, en paz después del baño, o entre las sábanas, siendo uno los tres.
Pienso mucho en tu carita. Y en tu alma.
Te pido perdón, hijo, si no te he regalado todas las sonrisas que mereces; te pido perdón por no haber sabido valorar la tregua que el destino ha puesto en nuestras vidas con tu NOMBRE.
A cambio te doy la vida.
La más bella de la oportunidades para salir por la puerta grande, para pensar, para salir por la puerta de atrás, para perdonar. Para mendigar una oportunidad más. Para matar monstruos, para contar las horas y dilapidar segundos, para dar un beso y redimir con un abrazo.
Te doy las manos y tu boca con las que tejerás el amor, el miedo, la amistad, el trabajo.
Sé tú, ante todos, con todos. Llora. Sueña. Túmbate al sol y acurrúcate. Crea una causalidad que te reconcilie con el desconsuelo.
Crea.
Cree.
Papá y yo te estamos esperando.
Y eso siempre será así, hijo.
Sé que has tardado mucho en escribir estas palabras. Sé que desde hace tiempo sabes su nombre y en sueños te diriges a él. Sé que ensancha tu corazón al tiempo que tu cuerpo le hace hueco en tus entrañas. Sé que ya es, sin haber nacido, el bálsamo de los peajes que la vida impone. También sé del miedo y de la culpa que tu corazón alberga. Aprenderás desde hoy a vivir con estos dos sentimientos. Pero serás MADRE y en MIGUEL encontrarás la auténtica medida del amor sin límite.
ResponderEliminarDisfrútalo, Almu, no dejes que nada te lo arrebate. Guíate por tu sabia intuición. Adelante. Creo en ti. Pronto verás su rostro.
Me has emocionado, mi Carmen Carminis. Gracias por estar ahí siempre.
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